Los cinco obispos seguramente no están solos en estar preocupados sobre la Comunión.
Una silenciosa mayoría de obispos están de acuerdo con ellos, pero se puede apreciar porqué no se han pronunciado.
Por el P. Alexander Lucie-Smith. Catholic Herald. 4 de enero de 2018.
La noticia de que cinco obispos han hecho una declaración defendiendo las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio y sus enseñanzas sobre el divorcio es una gran noticia. A la vez, es preocupante que sólo cinco (hasta ahora) la hayan firmado [el día 5 de enero su sumó a los firmantes el Cardenal Janis Pujats]. Vale la pena leer toda la declaración, pero la palabra clave que se debe anotar se encuentra en su título: “Inmutable”.
Los obispos no dicen nada nuevo, simplemente reafirman lo que siempre se ha creído en todas partes. Además, nadie debería oponerse a esto, dado que constantemente se nos dice que «la doctrina no ha cambiado».
Lo que me gusta particularmente en la declaración, que no puede ser lo suficientemente enfatizado, es lo siguiente: “La admisión de los llamados fieles ´divorciados vueltos a casar´ a la Sagrada Comunión, que es la más alta expresión de la unidad de Cristo, el Esposo, con su Iglesia, significa en la práctica una forma de aprobar o legitimar el divorcio y, en ese sentido, una especie de introducción del divorcio en la vida de la Iglesia”. El documento continúa señalando que Nuestro Bendito Señor prohibió el divorcio en términos inequívocos.
El divorcio bajo el argumento de la puerta trasera ya se ha hecho antes por muchos, incluyéndome a mí. Todavía no he visto ninguna respuesta adecuada a este argumento.
Por supuesto, algunos pueden descartar esta última declaración como el trabajo de una pequeña minoría no representativa. Dudo que sea el caso, mientras que al mismo tiempo no espero que muchos otros firmen este documento, y señalo que dos de los obispos que ya lo hicieron están jubilados.
Habrá muchos que no firmen, pero que respaldarán sinceramente lo que se dice, y puedo pensar en varios. Basta recordar cuán pocos han respaldado las directrices de los obispos malteses, por ejemplo, y cómo la gran mayoría de los obispos del mundo se han quedado en un notorio silencio sobre el tema. «¿Pero han notado que la mayoría de los obispos de todo el mundo están en silencio notablemente?», preguntó el padre Fr. Thomas Weinandy. Estos obispos constituyen la mayoría silenciosa: sería genial si todos hablaran, pero quizás uno pueda apreciar sus razones para mantener el silencio.
Después de un tiempo, sin embargo, uno nota un patrón. Esta declaración de los cinco obispos se produce después de muchas otras declaraciones, cartas, correcciones y otros documentos. La primera de ellas, la carta de los quinientos o más sacerdotes, la firmé, y no me arrepiento de haberla firmado. Todas las otras declaraciones esencialmente repiten lo que se dijo, esto es:
«Deseamos, como sacerdotes católicos, reafirmar nuestra fidelidad inquebrantable a las doctrinas tradicionales sobre el matrimonio y el verdadero significado de la sexualidad humana, fundadas en la Palabra de Dios y enseñado por el Magisterio de la Iglesia durante dos milenios «.
Han pasado casi cuatro años desde entonces y ¿ha cambiado la conversación? Sería bueno si pudiéramos tener un diálogo apropiado sobre este asunto, y un buen lugar para comenzar sería con una respuesta a aquellos Dubia de los cuatro Cardenales. Después de todo, no tememos al diálogo, ¿o sí?
[Traducción de Gabriel Ramírez. Dominus Est. Artículo original]
*permitida su reproducción mencionando a DominusEstBlog.wordpress.com
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