Por Edward Pentin. NC REGISTER. 2 de octubre de 2017.
En una sesión de preguntas y respuestas durante su visita a Colombia, publicada en La Civilta Cattolica, el Papa defiende nuevamente el documento contra sus críticos, repitiendo que su base moral es tomista y rechaza a los teólogos que adoptan un enfoque «puramente casuístico» de la moralidad.
En comentarios hechos durante su reciente visita a Colombia, pero publicada por primera vez en la revista jesuita La Civilta Cattolica, el Papa Francisco volvió a responder a los críticos de su exhortación apostólica sobre el matrimonio y la familia Amoris Laetitia.
En una sesión de preguntas y respuestas con 65 jesuitas colombianos en la ciudad de Cartagena de Indias el 10 de septiembre, el Papa dijo que para entender a Amoris Laetitia es necesario leerla de principio a fin, reflexionar sobre ella y leer lo que se dijo en el sínodo sobre la familia.
También insistió en que la moralidad del documento es «Tomista, la moralidad del gran Tomás», y volvió a dirigir preguntas al respecto al cardenal Christoph Schönborn, arzobispo dominico de Viena.
Para una crítica de la afirmación de que Amoris Laetitia es tomista, véase el comentario del padre dominico Basil Cole aquí, y su crítica más reciente de la exhortación aquí.
El Papa dijo que los que critican el documento tienen un enfoque «puramente casuístico» de la moralidad, e instó a sus hermanos jesuitas a ayudarles a «comprender que el gran Tomás posee la mayor riqueza que todavía hoy nos puede inspirar. Pero de rodillas, siempre de rodillas».
Aquí abajo están sus comentarios en contexto. El texto completo de la sesión de preguntas y respuestas puede leerse aquí:
Vicente Durán Casas se pone de pie para hacer otra pregunta: «Santo Padre, gracias de nuevo por su visita. Yo enseño filosofía y me gustaría saber, y hablo también por mis colegas de enseñanza en teología, ¿qué espera de la reflexión filosófica y teológica en un país como el nuestro y en la Iglesia en general?
“Para comenzar, diría que no tengamos reflexión de laboratorio. Hemos visto el daño que ocurrió cuando los grandes y brillantes escolásticos tomistas se deterioraron, cayendo bajo, bajo a una escolástica manualista sin vida, simples ideas que se transformaron en un enfoque pastoral casuístico. Por lo menos, en nuestro día fuimos formados de esa manera… Diría que era bastante ridículo cómo, para explicar la continuidad metafísica, el filósofo Losada habló de puncta inflata… Para demostrar algunas ideas, las cosas se volvieron ridículas. Era un buen filósofo, pero decadente, no se hizo famoso.
Así, la filosofía, no en un laboratorio, sino en la vida, en diálogo con la realidad.
En diálogo con la realidad, los filósofos encontrarán los tres trascendentales que constituyen la unidad, pero tendrán un nombre real. Recordemos las palabras de nuestro gran escritor Dostoyevsky. Como él, debemos reflexionar sobre qué belleza nos salvará, en el bien, en la verdad. Benedicto XVI habló de la verdad como un encuentro, es decir, no más una clasificación, sino un camino. Siempre en diálogo con la realidad, porque no se puede hacer filosofía con una tabla logarítmica. Además, ya nadie los usa.
Lo mismo vale para la teología, pero esto no significa corromper la teología, privándola de su pureza. Todo lo contrario. La teología de Jesús era lo más real de todo; comenzó con la realidad y se elevó al Padre. Comenzó con una semilla, una parábola, un hecho… y lo explicó. Jesús quiso hacer una profunda teología y la gran realidad es el Señor. Me gusta repetir que para ser un buen teólogo, junto con el estudio hay que dedicarse, despertar y apoderarse de la realidad; y tienes que reflexionar, sobre todo esto, de rodillas.
Un hombre que no ora, una mujer que no ora, no puede ser un teólogo. Podrían ser una forma viva de Denzinger (el teólogo alemán del siglo XIX que documentó todas las enseñanzas importantes de la Iglesia), podrían conocer todas las posibles doctrinas existentes, pero no harán teología. Serán un compendio o un manual que lo contendrá todo. Pero hoy se trata de cómo expresas a Dios, cómo dices quién es Dios, cómo muestras el Espíritu, las heridas de Cristo, el misterio de Cristo, comenzando con la Carta a los Filipenses 2, 7… Cómo explicas estos misterios y sigues explicándolos, y cómo estás enseñando el encuentro, eso es la gracia. Como cuando lees a Pablo en la Carta a los Romanos donde está todo el misterio de la gracia y quieres explicarlo.
Voy a utilizar esta pregunta para decir algo más que creo que debe decirse por justicia, y también por caridad. De hecho, oigo muchos comentarios – son respetables porque provienen de hijos de Dios, pero equivocados – en relación con la exhortación apostólica post-sinodal. Para entender Amoris Laetitia es necesario leerlo desde el principio hasta el final. Comenzando con el primer capítulo, y continuar con el segundo y continuar así… y reflexionar. Y leer lo que se dijo en el Sínodo.
Una segunda cosa: algunos sostienen que no hay moral católica que subyace a Amoris Laetitia, o al menos, ninguna moralidad segura. Quiero repetir claramente que la moralidad de Amoris Laetitia es tomista, la moralidad del gran Tomás. Se puede hablar de ello con un gran teólogo, uno de los mejores de hoy, y uno de los más maduros, el cardenal Schönborn.
Quiero decir esto para que ustedes puedan ayudar a aquellos que creen que la moralidad es puramente casuística. Ayúdeles a entender que el gran Tomás posee la mayor riqueza, que todavía es capaz de inspirarnos hoy. Pero de rodillas, siempre de rodillas…».
[Traducción de Mónica Agustí. Dominus Est. Artículo original]
*permitida su reproducción mencionando a DominusEstBlog.wordpress.com
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DOMINUS EST 
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