‘TESTIMONIO ESPIRITUAL’ DEL CARD. CAFFARRA. Extracto de la Conferencia que había preparado para el domingo 10 de septiembre 2017.

«Ay de nosotros si la Iglesia hubiese contenido en su memoria algo diferente a la Resurrección de Cristo de entre los muertos» – Cardenal Carlo Caffarra.

 

Por NUOVA BUSSOLA y CHIESA E POST CONCILIO. 10 de septiembre de 2017.

 

La Nuova Bussola Quotidiana anticipó un extracto de la segunda parte de la intervención que el Cardenal Carlo Caffarra habría tenido el domingo siguiente a su muerte, la cual entregó a penas antes de ésta. Esto entonces representa una especie de testamento espiritual que nos exhorta a todos nosotros a llevar adelante la defensa de la Verdad de la que el Cardenal Caffarra ha sido gran ejemplo.

 

Recomendamos leer nuestra publicación anterior: ‘El Cardenal Caffarra se consumó en amor por Cristo y su Iglesia’ aquí en Dominus Est, de donde extraemos las siguientes palabras de Riccardo Cascioli. Director de la Nuova Bussola:

 

“Estamos seguros que también desde allá arriba nos guiará en esta responsabilidad, en esta batalla por la Verdad, confiando todo a Cristo y a la Virgen. Y el domingo, en la ‘Jornada de la Bussola’, el Cardenal Caffarra estará presente con la lectura de la intervención que ya había preparado para nosotros y para nuestros lectores, y que apenas nos había hecho llegar. El Señor ha querido que fuesen sus últimas palabras públicas, confiadas a nosotros como un testamento espiritual. Como tal lo conservaremos y pedimos a Dios la gracia y la fuerza para hacerlo fructificar”. Riccardo Cascioli. NUOVA BUSSOLA QUOTIDIANA

 

La lectura del domingo se divide en dos partes: en la primera el cardenal examina los factores de destrucción del ser humano, y en la segunda explica Quién reconstruye el ser humano. Ésta a continuación es la introducción a la segunda parte.

 

IMG_2087

 

Inicio esta segunda parte de mi reflexión a partir de una metáfora. Dos personas van caminando sobre la orilla de un río desbordándose. Uno sabe nadar, el otro no. Éste último resbala y cae en el río, que lo está apabullando. Son tres las posibilidades de las que puede disponer el amigo: enseñar a nadar; lanzar una cuerda y recomendarle agarrarse bien de ella; echarse al agua, abrazar al náufrago, y llevarlo a la orilla.

 

¿Cuál de estos caminos ha recorrido el Verbo Encarnado, viendo al hombre arrastrado hacia la autodestrucción? La primera, respondieron los Pelagianos, y respondieron todos aquellos que reducen el acontecimiento cristiano a una exhortación moral. La segunda, respondieron los semipelagianos, y respondieron aquellos que ven a la gracia y la libertad como dos fuerzas inversamente proporcionales. La tercera, enseña la Iglesia. El Verbo, no considerando su condición divina un tesoro que debe custodiarse celosamente, se arrojó dentro de la corriente del mal, para abrazar al hombre y llevarlo a la orilla. Este es el acontecimiento cristiano.

 

Preguntémonos: ¿A partir de qué profundidad debe comenzar la reconstrucción del ser humano? A partir del punto donde se cruzan Verdad y Libertad. El mal de la persona humana como tal es el mal moral, ya que éste golpea al sujeto personal. La reconstrucción del ser humano, o comienza a este nivel, o será siempre una simple cirugía estética.

 

El acto redentor de Cristo, acontecido una vez para siempre sobre la Cruz, está sacramentalmente siempre presente y operante en la Iglesia, cura precisamente aquella laceración del sujeto de la cual tiene origen la devastación del humano. Y la Iglesia existe por esto: para hacer presente aquí y ahora el acto redentor de Cristo. “Recuerden que Jesucristo… resucitó de entre los muertos” [2 Tim. 2, 8] escribe Pablo a su discípulo Timoteo. ¡Ay de nosotros si la memoria de la Iglesia tiene otros contenidos!

 

¿Pero en qué consiste precisamente la reconstrucción del humano, operada mediante la Iglesia a partir del acto redentor de Cristo? […]- [Fuente]

 

[Traducción de Dominus Est. Artículo original]

*permitida su reproducción mencionando a DominusEstBlog.wordpress.com

 

Deja un comentario

Blog de WordPress.com.

Subir ↑