El hórrido tradicionalista

¿Quién quiere escuchar buenas nuevas de aquellos que parecen encarnar sólo malas noticias?

¿Cuántos han sido alejados de la Tradición justo cuando estaban por conocerla al ser humillados por el hórrido tradicionalista y su boca y espíritu venenosos?

 

Por Rorate Caeli.

 

Joseph Shaw escribió un libro publicado por Angelico Press, “El gentil tradicionalista”. ¿Existe mayor símbolo de grandeza y amabilidad que la Sagrada Familia que hoy celebramos?

 

Desafortunadamente esto nos ha llevado a recordar a ese viejo enemigo de todo lo que es bueno y propio en la Tradición católica, el hórrido[1] tradicionalista. El hórrido tradicionalista es amargo, resentido, sentencioso, doble-cara, y agresivo. Como san Pablo advierte en su segunda carta a Timoteo sobre algunos hombres en los últimos días, el hórrido tradicionalista está “sin afecto”, “sin paz”, “sin amabilidad” – tiene “una apariencia de piedad, pero negando el poder de la misma”.

 

Recordad que la misa es sacrificio, y que ésta debe fomentar paz y gozo, no resentimiento y rencor. Por causa del hórrido tradicionalista que está en medio de nosotros, en nuestras congregaciones, capillas, parroquias, familias, es por lo que a menudo escuchamos y leemos palabras despectivas acerca de todos los fieles católicos tradicionales, o incluso conservadores, por parte de los obispos, en incluso del Supremo Pontífice, que no son los mejores amigos de la misa tradicional. No atraen a nadie a Cristo con su comportamiento, ni siquiera a sí mismos. Ciertamente [los hórridos tradicionalistas] no ayudan a difundir la Buena Nueva de la Salvación del Señor a lo largo del mundo – ¿quién quiere escuchar buenas nuevas de aquellos que parecen encarnar sólo malas noticias? ¿Cuántos han sido alejados de la Tradición justo cuando estaban por conocerla al ser humillados por el hórrido tradicionalista y su boca y espíritu venenosos?

 

No os permitáis caer en esta trampa. Si ven a una persona querida con los primeros signos del hórrido tradicionalista, llévenlo a dirección espiritual urgentemente (en estos casos, la confesión frecuente no es suficiente, precisa de una verdadera dirección espiritual por un buen y manso sacerdote [no por uno que le alimente esa amargura]). De lo contrario, podría ser demasiado tarde.

 

«Y tú, ¿cómo juzgas a tu hermano o por qué desprecias a tu hermano? Pues todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios. Porque escrito está: “Vivo yo, dice el Señor, que a mí se doblará toda rodilla y toda lengua rendirá homenaje a Dios. Por consiguiente, cada uno dará a Dios cuenta de sí. No nos juzguemos, pues, ya más los unos a los otros; y mirad sobre todo no pongáis tropiezos o escándalo al hermano… porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. Pues el que en esto sirve a Cristo es grato a Dios y aplaudido de los hombres. Por tanto, trabajemos por la paz y por nuestra mutua edificación”» (Rom. 14).

 

[Traducción de Dominus Est. Artículo original]

*permitida su reproducción mencionando a DominusEstBlog.wordpress.com

 

REFERENCIA:

[1] Hórrido. Que causa horror.

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