‘Quien niega la Comunión de rodillas es un insensato, y no actúa en nombre de la Iglesia’

Por P. Tomás Beroch. 25 de abril de 2019.

 

No me sorprende que haya colegas míos que nieguen la comunión a la gente que se arrodilla para recibirla, pero me causa mucha tristeza. Esos mismos colegas le dan la comunión a gente que no vive en gracia de Dios ni se preocupa por ser fiel a los mandamientos divinos. Sin embargo, si un católico se arrodilla para recibir la comunión, no tienen ningún tipo de misericordia para con ellos. Me pregunto, ¿quién es el fariseo? ¿El que ama al pecador arrepentido pero odia el pecado? ¿o el que tolera el pecado y persigue a quien lo denuncia? Y acá no hablamos de juzgar personas, sino que lo que estamos juzgando son actitudes.

 

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El clérigo que no le da la comunión a una persona que se arrodilla para recibirla, o a una mujer que usa el velo, normalmente razona de la siguiente manera: «se arrodilla porque se cree mejor que los demás que no se arrodillan, es un fariseo», o «esta mujer usa velo porque cree ser más santa que las demás, es una rigorista». Eso se llama, juzgar a la persona. Y ahí sí aplica lo que dice el Señor: «no juzguéis y no seréis juzgados» (Lc. 6, 37 – 42). Si repetimos como loros el slogan «no juzgar» (interpretándolo no bíblicamente, sino en modo «pastelero»), ¿por qué en lugar de pensar que quien se arrodilla para recibir la comunión es un fariseo, no pensamos que esa persona se considera más pecador que cualquier otro ser humano, y por lo tanto, no se considera digno de estar de pie delante del Dios hecho hombre?

 

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Existe un documento de Benedicto XVI (que nunca fue cancelado ni revocado) donde se afirma claramente que el fiel que quiere recibir la comunión de rodillas y en la boca tiene todo el derecho a hacerlo. Negársela por el hecho de que «a mí me parece que no corresponde» o, «a mí no me gusta por ser una actitud farisaica» no es ningún acto de caridad pastoral ni nada por el estilo.

 

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Santo Padre Pío de Pietrelcina recibiendo la Sagrada Comunión de rodillas

 

Negarle al fiel la posibilidad de comulgar de rodillas y en la boca es un acto de autoritarismo de parte del clérigo y va contra las leyes de la Iglesia (ya que la misma Iglesia concede al fiel el poder comulgar de esa manera). La única razón para negarle a un fiel la comunión es cuando éste no vive en gracia de Dios o cuando quiere recibir el Cuerpo del Señor en un modo no autorizado. Pero por arrodillarse ante el Dios hecho Hombre, no merece semejante maltrato.

 

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Por lo tanto, respondiendo a las preguntas de si un sacerdote puede negar a alguien la comunión cuando se arrodilla para recibirla, mi respuesta es la siguiente:

El presbítero que actúa de tal manera es un insensato, y hace lo que hace a título personal, no en nombre de la Iglesia.

 

Bendiciones para cada uno de ustedes.

 

Padre Tomás

 

 

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