‘Cruzada para cambiar el Catecismo’: La “Homo-Herejía lanza asalto final para que acepte LGBT’s

Queda solo un pequeño gran obstáculo para una plena afirmación de los derechos LGBT en “modo” cristiano: quitar de en medio el Catecismo de la Iglesia Católica, considerado el último obstáculo a abatir.

 

Por Andrés Zambrano. Nuova Bussola Quotidiana. 24 de enero de 2017.

 

Cambiar el Catecismo. Si la doctrina no coincide con los nuevos deseos acerca de la homosexualidad, mejor adoptar la solución de Alejandro Magno de que con un golpe de espada decide el desatar a su manera el Nudo Gordiano: Cortándolo en dos.

Del mismo modo para aceptar e integrar definitivamente la práctica homo herética es necesario meter mano a los fundamentos y partiendo de esto todo será más fácil. Ahora que en la praxis se está difundiendo más la aceptación del laicismo y la aceptación de la homosexualidad como variante natural de la sexualidad humana, queda solo un pequeño gran obstáculo para una plena afirmación de los derechos LGBT en “modo” cristiano: quitar de en medio el ‘Catecismo de la Iglesia Católica’, considerado el último obstáculo a abatir.

Así la batalla ahora se peleará sobre un plano meramente doctrinal, pero todo debe ser preparado con el lenguaje balanceado y seguro como solo cierto clericalismo sabe hacer. Y sobre todo enviar delante de los pioneros que se harán intérpretes y portavoces de esta deriva. Un pequeño grupo de teólogos y presbíteros, algunos obispos e incluso los considerados operadores pastorales, que conduzcan una batalla solitaria y fuera de todo control, pero metiéndose bien a la vista en la diócesis mientras sueña la mayoría silenciosa.

 

“El problema está en el Catecismo”

 

“Martina está en la verdad y nosotros la amamos como es”. ¿De cuál verdad está hablando?, No ciertamente de aquella evangélica o bíblica acerca de Sodoma, ni de aquella del Catecismo que se asoma hacia el final de la historia: “El problema sigue siendo el Catecismo que dice que la homosexualidad es una orientación intrínsecamente desordenara”.

He aquí la piedra de escándalo. Es él, el observador especial, a quien le toca despachar “finalmente” la homo-herejía  de un modo católico. Sobre todo para afirmar la incompatibilidad entre el Catecismo, y por tanto la doctrina, y el mundo así como es visto, que sería una concesión de la praxis inmanente y por esto no verdadera respecto a la ley divina. ¡Pero bueno!

En orden cronológico, a poner en duda en la verdad del Catecismo sobre la homosexualidad, lo había pensado Avvenire [el periódico de los Obispos italianos]con un artículo bien planteado por Luciano Moia: “Hay quienes que, reconociéndose en la tradición católica reafirmada en el Catecismo, sostienen la necesidad de una vida afectiva conducida en la castidad. Pero también hay quienes, obispos y teólogos incluidos, piden a la Iglesia una reflexión más profunda sobre el significado de la sexualidad sin excluir una revisión de la teología moral”.

 

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¿Quién tiene la razón en este enfoque de relativismo moral? Pareciera deducirse que los segundos. Aquí parecen gestadas las bases para empezar a considerar como no más intocable al Catecismo, infiltrando el virus de la revisión, como si la verdad sobre el hombre y sobre el proyecto divino sobre él fuese un hecho meramente social y opinable.

Después, Avvenire ha pensado en un conciliábulo “top secret” [ultra secreto], en el curso del cual, se gestan las bases, por así decirlo, del futuro desmantelamiento de los artículos 2357, 2358 y 2359 del texto magisterial, el enemigo público número uno, en el cual se dice que “la Sagrada Escritura presenta las relaciones homosexuales como graves depravaciones” y “La Tradición siempre ha declarado que los actos de homosexualidad son intrínsecamente desordenados”.

Un encuentro promovido por uno de los jesuitas más visto en las operaciones de legitimización de la homosexualidad, el padre Pino Piva que es desde hace tiempo el más “escuchado”, al menos en Italia, en el tema de las relaciones con aquellos homosexuales que se declaran católicos, pero no aceptan la vía de la castidad propuesta por el Catecismo, y sucesivamente por la nota pastoral de 1986 escrita por el entonces cardenal Joseph Ratzinger.

Recientemente, desde la casa de los jesuitas en Bolonia, el religioso ha llamado a reunión en su nueva residencia a los grupos de cristianos LGBT, y los operadores se están ocupando en algunas diócesis en seguir directrices específicas, estando muy atento obviamente en hacer que no haya experiencia de oración como Courage o el grupo Lot de Luca di Tolve, que en lo que se refiere a la homosexualidad, tienen visiones fielmente en línea con el Magisterio, y opuestas a dicho jesuita.

Con el pequeño equipo se ha presentado también un obispo que ha asistido al encuentro pero sin intervenir. El encuentro, abierto a los creyentes LGBT y a los sacerdotes que con ellos han tomado caminos diferentes entre los más variados, no tenía pretensión de reivindicaciones, pero sí el deseo de intercambiar entre sí experiencias y enfoques para afrontar la cuestión homosexual en la vida de la Iglesia. Con el único denominador común: la crítica al Catecismo, considerado como el único obstáculo principal para una plena legitimización “gay friendly” hacia la práctica homo herética, ¿expresiones como pecado? Viejas. ¿La acogida?, solo si se acepta la homosexualidad como variante natural de la sexualidad. ¿El amor? Un conjunto de sentimientos y no un proyecto natural deseado por Dios.

 

Don-Mauro-Leonardi

 

Del encuentro se sabe poco, pero algo ha aparecido publicado en el blog de otro partidario de la causa homo herética,  aquel del padre Mauro Leonardi (foto) quién desde hace tiempo ha sido parte del juego, llegando incluso a entrevistar a Vladimir Luxuria [personaje transexual] sin poner en discusión su manera de pensar. Leonardi quien tiene un blog público, ha dejado escapar algunas cosas, por ejemplo esta: “Si en cambio, como ocurre para la mayor parte de las personas homosexuales, la convicción es que la condición homosexual sea natural y voluntad de Dios, puede ser que la única respuesta de la Iglesia sea: Hasta que no te adecues al Catecismo (además el Catecismo no es el Evangelio) ¿no puedes recibir los sacramentos? ¿Será posible confesar pecados que en la consciencia no sea considerados como tales?”.

 

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Vladimir Luxuria

 

En breve, eliminado todo dato objetivo sobre la naturaleza humana y sobre el proyecto de Dios, incluso la homosexualidad no es otra cosa que una opinión entre tantas. Y como tal, va siendo aceptada y promovida. De hecho, citando también al obispo presente en el encuentro de Bolonia, Leonardi ha dicho: “Yo no les digo que se adapten al Catecismo. Yo digo: la Iglesia no tiene todavía una respuesta”.

Sería objetivamente grave si un obispo sostuviese la tesis de la rebelión al Catecismo, que representa no una simple ley de “reglamento de tránsito”, sino la arquitectura normativa sobre la cual se fundamenta la fe, así como sería igualmente causa de escándalo si hubiese realmente afirmado que la Iglesia no tiene todavía una respuesta. Porque la respuesta en realidad es mostrar caridad y verdad, unidas vehementemente en el respeto por la castidad hacia la cual son llamados también los homosexuales, como demuestra la experiencia de Courage. Pero ahora, la piedra ha sido lanzada, y la cruzada contra el Catecismo debe seguir adelante.

¿Cómo?, también sobre la estrategia se afilan las armas: con ocasión de la “revisión” del Catecismo propuesta por el Papa Francisco en relación a la pena de muerte y los pronunciamientos del pasado acerca de la abolición de la esclavitud. Argumentos completamente diferentes, pero utilizados aquí para justificar un método de desmantelamiento, que ahora puede volverse útil para la causa homo herética.

 

[Traducción de Uriel García. Dominus Est. Artículo original]

*permitida su reproducción mencionando a DominusEstBlog.wordpress.com

 

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