NO TENEMOS CONSENSO SOBRE EL OBJETIVO DEL ECUMENISMO

¿Cómo va el tema del ecumenismo? Un ecumenismo que no llama a la conversión ni a la integración a la Iglesia Católica. Entrevista al cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos a cargo de este tema. ¿Qué podemos esperar de nuestras autoridades eclesiásticas respecto a este tema del ecumenismo?

 

Por Roland Juchem. KATHOLISCH.

Hay cosas que el Cardenal Ecuménico Kurt Koch ve muy positivamente al final de la Reforma. Por otro lado, también hay problemas importantes que nombra claramente en la entrevista.

Ecumenismo  –  Ciudad del Vaticano – 06.10.2017

El 31 de octubre finaliza el aniversario de los «500 años de la Reforma». La Iglesia Católica también fue incluida en la conmemoración en muchos lugares. El Cardenal Kurt Koch, Presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, ha participado en numerosos eventos. En la entrevista hace un balance sobre el ecumenismo y echa un vistazo a los retos futuros para este.

Pregunta: Sr. Cardenal, la conmemoración o año jubilar de los «500 años de la Reforma» llega a su fin. ¿Cuál es su balance personal?

Koch: Es muy positivo que fue una conmemoración conjunta con muy pocos tonos polémicos, los que a menudo han existido en el pasado. A continuación, la concentración en lo común, decidiéndose celebrar en Alemania la conmemoración de la Reforma como una celebración de Cristo. Esta fue, en mi opinión, la mejor idea ecuménica.

¿Fue exitosa la celebración de Cristo?

Koch: En el trascurso de los diez años de preparación fue cada vez mejor. Al principio tuve la impresión de que todo se trataba de Lutero. En el año de la conmemoración se trató más sobre lo que nos une por encima de todo: la fe en Jesucristo.

 

Usted participó en la conmemoración de la de reforma en diferentes países. ¿Qué énfasis experimentó al hacerlo?

Koch: Variados, porque no sólo hubo Reforma en Alemania. La de Suiza fue algo diferente a la de Alemania. También fue diferente en los países nórdicos, donde la Reforma no fue un movimiento popular, sino una decisión de las autoridades estatales. Para mí el punto culminante se dio el 31 de octubre de 2016 en Lund (Suecia), donde el Papa Francisco y el Presidente y Secretario General de la Federación Luterana Mundial estuvieron ambos presentes en la conmemoración Católica-Luterana de la Reforma. Este fue un fuerte signo ecuménico.

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El 31 de octubre de 2016, Munib Younan, Presidente de la Federación Luterana Mundial, y el Papa Francisco, firmaron una declaración conjunta con motivo de un monumento conmemorativo de la reforma en la catedral luterana de Lund (KNA).

 

El Cardenal Rainer Maria Woelki, Arzobispo de Colonia, ha criticado recientemente el estado del ecumenismo: Querer interpretar las diferencias básicas como simplemente “dimensiones mutuamente enriquecedoras» es «publicidad engañosa». ¿Comparte Usted esa apreciación?

Koch: En la conmemoración de la reforma, se destacó sobre todo lo que nos es común; pero sin embargo aún quedan preguntas abiertas. Yo mismo he hecho la sugerencia de que después de la declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación, deberíamos emprender una nueva declaración conjunta sobre la Iglesia, la Eucaristía y el Ministerio. Agradezco que esta iniciativa haya sido bien recibida positivamente por las diferentes partes. El diálogo americano entre luteranos y católicos ya ha producido un documento de este tipo; recientemente encontré un escrito nuevo y detallado proveniente de Finlandia en mi escritorio. Además de los temas de la Iglesia, la Eucaristía y el Ministerio, se añaden las cuestiones éticas, que deben profundizarse en los diálogos ecuménicos, a fin de desarrollar una visión más coherente sobre estos temas. Estas son precisamente las preguntas que también plantea el cardenal Woelki.

¿Podría el estado del ecumenismo plantearse agudamente así: Estamos de acuerdo sobre Dios, pero no sobre la Iglesia?

Koch: Yo lo formularía en forma más teológica, más bíblica: Estamos de acuerdo sobre Cristo, pero todavía no estamos de acuerdo sobre Su Cuerpo, la Iglesia. Ambas van indisolublemente de la mano, puesto que Cristo quiere estar presente en Su Cuerpo y lo está. La relación entre Cristo y Su Cuerpo sigue siendo no obstante una cuestión abierta.

“Estamos de acuerdo sobre Cristo, pero aún no estamos de acuerdo sobre Su cuerpo, la Iglesia.” Cardenal Kurt Koch sobre el estado del ecumenismo

Como obstáculo principal al ecumenismo se menciona a menudo que los lados protestantes y católicos no tendrían una idea común sobre la meta del ecumenismo. ¿Cómo formularía Usted la meta a alcanzar?

Koch: Éste es realmente el problema principal. Hemos llegado a un consenso sobre muchas cuestiones de fe, pero aún no sobre cuál es la meta. Sin un objetivo común, es difícil prever las siguientes etapas del camino. El problema es que hoy se usa en ambos lados la misma fórmula, pero en un sentido diferente.

¿La «diversidad reconciliada»?

Koch: Sí. Entiendo que para muchos cristianos protestantes, esta es la descripción de la situación actual: Ya estamos reconciliados, pero seguimos siendo diferentes y sólo debemos reconocernos mutuamente como Iglesia. Entonces se alcanzaría el objetivo. Desde el punto de vista católico, la «diversidad reconciliada» es un objetivo: tenemos que lidiar con las cuestiones todavía abiertas para que ya no dividan a la iglesia. Si se reconcilian, pueden permanecer las diferencias.

En la tradición católica conocemos la influencia de la liturgia y de la fe practicada en el desarrollo del dogma: por ejemplo, en la forma bautismal y en la doctrina de la Trinidad, la devoción y los dogmas marianos. ¿Hay algo similar en el ecumenismo?

Koch: El consenso en las cuestiones de fe y la vida de fe en el vivir diario y en la liturgia también van de la mano en términos ecuménicos. Entre más personas vivan y celebren la fe juntas, llegarán cada vez más a creencias comunes. Lo importante aquí es que ambas realidades no están separadas según el lema: lo decisivo es lo que vivimos y no lo que está en el credo.

Desde la Reforma se ha desarrollado una dinámica interior evangélica hacia las muchas Freikirchen (N. d. T.: denominación alemana de las iglesias protestantes independientes y de libre denominación, cuyos miembros no están obligados a pagar impuesto eclesial en Alemania), que tienen gran concurrencia a nivel mundial. ¿Son estas comunidades una forma más apropiada o al menos más atractiva de vivir el cristianismo que las iglesias tradicionales?

Koch: Así parece ser a primera vista, ya que encontramos un gran crecimiento en las iglesias protestantes de libre denominación, especialmente en los movimientos pentecostalistas. El pentecostalismo es actualmente la segunda realidad cristiana más grande después de la Iglesia Católica Romana. Se podría hablar de una pentecostalización del cristianismo o de una cuarta forma de cristianismo: católica, ortodoxa, protestante y ahora pentecostal. No obstante, no creo que estos movimientos sean la única forma de cristianismo en el futuro, porque igualmente se alimentan de las grandes iglesias históricas y no pueden simplemente reemplazarlas.

¿Qué puede ser fructífero de este movimiento para la Iglesia Católica?

Koch: Para las iglesias pentecostales, la experiencia concreta de la fe en la vida cotidiana y sobre todo la fe en la obra del Espíritu Santo son centrales. Esto ciertamente no se puede decir sobre la tradición occidental en el mismo sentido. A este respecto, podríamos aprender un poco de los movimientos pentecostales.

En los últimos años se ha hablado frecuentemente de un ecumenismo de los mártires: los cristianos son perseguidos y asesinados independientemente de su confesión. ¿Dónde ha vivido particularmente eso?

Koch: El ecumenismo de los mártires es, para mí, también el reto más central del ecumenismo, sobre todo porque hoy el 80 por ciento de todas las personas perseguidas por razones de fe son cristianos. El ecumenismo de los mártires ya era un tema importante desde el Papa Juan Pablo II, quién bajo las dictaduras fascista y comunista experimentó que los cristianos estamos unidos. Este tema tiene hoy una buena continuación bajo el Papa Francisco, que siempre nos recuerda a los mártires de Lübeck y ha formulado el desafío actual de los mártires así: «Si los dictadores nos unen a los cristianos en la muerte, ¿cómo llegamos a dividirnos mientras vivimos?».

Por Roland Juchem (KNA).

 

[Traducción de Nicole Nieto. Dominus Est. Artículo original]

*permitida su reproducción mencionando a DominusEstBlog.wordpress.com

 

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