¿DESPEDIDO EL AUDITOR GENERAL POR HACER SU TRABAJO? No perdamos de vista este caso

Por Phil Lawler. CATHOLIC CULTURE. 25 de septiembre de 2017.

 

La ‘Corrección filial’ al Papa Francisco no fue la historia más importante que salió del Vaticano el pasado fin de semana.

No me malinterpreten. Cuando se acusa al Romano Pontífice de fomentar la difusión de creencias heréticas, esa es una historia importante (sobre la cual tendré pronto más que decir). Pero las observaciones públicas del antiguo auditor general del Vaticano son una ilustración aún más viva del caos que ha envuelto al Vaticano durante este tumultuoso papado.

Libero Milone, quien había renunciado en silencio en junio, se ha presentado ahora para decir que fue expulsado porque estaba investigando irregularidades financieras (que después de todo era su trabajo). El subsecretario de Estado, Arzobispo Giovanni Becciu, dice que su alegato es «falso e injustificado».

Por lo general, la historia se detendría allí. No sabemos qué oficinas e individuos estaba investigando Milone, y puesto que aún está obligado por un acuerdo de confidencialidad, no puede decirnos. Así que no sabemos la verdadera historia detrás de su renuncia. Pero eche un vistazo a lo que sabemos.

 

  • Sabemos – porque tanto Milone como el arzobispo Becciu nos dicen – que la renuncia del auditor fue forzada. Sabemos (porque ambas partes están de acuerdo [en esta versión]) que le dieron la opción de renunciar en silencio o enfrentar cargos criminales.
  • Milone dice que su oficina fue intervenida y sus computadoras fueron hackeadas [intervenidas]. Empleó una empresa de seguridad para buscar la fuente de la vigilancia ilícita. El arzobispo Becciu dice que Milone estaba «espiando la vida privada de sus superiores y de su personal». No importa quién esté diciendo la verdad (y en este caso sospecho firmemente que ambas partes lo están), [lo que es un hecho es que] los funcionarios del Vaticano estaban interviniendo las oficinas de los demás.
  • Milone no ha sido reemplazado. La oficina del auditor general permanece vacante. En papel, el auditor general trabaja bajo el mando del prefecto de la Secretaría de Economía. Esa oficina también se encuentra vacía en esencia. El Prefecto, el Cardenal George Pell, está en Australia y es improbable que vuelva pronto.

 

Estos hechos – por no hablar de las inferencias que pueden extraerse de ellos – ilustran un asombroso a nivel de disfunción dentro de la burocracia vaticana. Más de cuatro años después de que el Papa Francisco fuera electo, y con la orden de limpiar la Curia Romana, los principales funcionarios vaticanos están interviniendo las oficinas de los demás e intercambiando imputaciones de actos ilegales. Mientras que la Secretaría de Economía, que fue creada para dar credibilidad a la Curia, ha sido destruida en efecto.

En junio, cuando Milone renunció repentinamente sin ninguna explicación pública, escribí que su salida era evidentemente el resultado de una batalla por el territorio: «Cuando hay luchas burocráticas internas, después de una abrupta renuncia», escribí, «es fácil decir quién ganó la batalla”.

En ese momento, sugerí que la batalla principal había enfrentado a la Secretaría de Economía contra APSA, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica. Pero la oficina del Cardenal Pell también estaba encontrando resistencia por parte de la poderosa Secretaría de Estado. Ahora sabemos que fue el funcionario de segundo nivel de la Secretaría de Estado, el arzobispo Becciu, quien exigió la renuncia de Milone.

Milone pensó que alguien estaba espiando su oficina. Contrató a un contratista externo para investigar, y el contratista confirmó que una computadora en la oficina de Milone había sido comprometida; Al parecer alguien había accedido a sus archivos. En ese momento, Milone, es de entenderse, quería identificar al culpable. Así que, parece que autorizó al contratista a ampliar su investigación.

Según la oficina de prensa del Vaticano, Milone «contrató ilegalmente a una compañía externa para llevar a cabo actividades de investigación sobre la vida privada del personal de la Santa Sede». Esta declaración parece totalmente en sintonía con la afirmación de Milone de que estaba tratando de averiguar quién lo estaba espiando.

La palabra clave en esa declaración del Vaticano es «ilegalmente». ¿El auditor iba más allá de su autoridad estatutaria al involucrarse en la vigilancia de otros funcionarios del Vaticano? Milone fue informado por un fiscal del Vaticano de que sus investigaciones estaban «en clara violación» a los estatutos bajo los cuales estaba empleado. Una historia desapasionada de Reuters continúa señalando:

No está claro qué estatutos se dice que han sido violados. El artículo dos de los estatutos dice que el auditor general tiene «plena autonomía e independencia», incluyendo «recibir e investigar cualquier informe sobre actividades anómalas» de las entidades del Vaticano.

Evidentemente, el auditor general tenía una idea de lo que significaba «plena autonomía e independencia», y la Secretaría de Estado tenía otra. Cuando surgió un conflicto, la Secretaría de Estado prevaleció. En el Vaticano siempre prevalece la Secretaría de Estado.

Entonces, ¿dónde nos encontramos, como fieles católicos testigos de esta indecorosa disputa pública? Ahora que sabemos que las oficinas del auditor general fueron intervenidas, que su «plena autonomía» en realidad está restringida, que fue despedido porque era demasiado dedicado en la búsqueda de posibles malas acciones, ¿cómo podemos estar seguros de que el próximo escándalo financiero del Vaticano no está a la vuelta de la esquina?

 

[Traducción de Mónica Agustí. Dominus Est. Artículo original]

*permitida su reproducción mencionando a DominusEstBlog.wordpress.com

 

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