Por Catholic Herald y Corriere della Sera. 7 de febrero de 2018.
El Papa Emérito ha respondido a tantos lectores que lo preguntaban, en una carta entregada en mano a la sede en Roma de nuestro periódico [Corriere]: «En la lenta disminución de las fuerzas»… pero dice estar rodeado de ‘amor y bondad’.
El Papa Emérito ha escrito al periódico Italiano Corriere della Sera para decir que está “en peregrinaje hacia la casa” en este “período final de mi vida”.
En una carta de nueve líneas para Corriere della Sera, Benedicto XVI agradece a los lectores del periódico por su preocupación, y les asegura que está rodeado de “un amor y una bondad tales que no habría podido imaginar”.
“Me ha conmovido que tantos lectores de su periódico desearan saber cómo transcurre este último periodo de mi vida”, dijo.
“Sólo puedo decir al respecto que, en la lenta disminución de las fuerzas físicas, interiormente estoy en peregrinaje hacia Casa”, añadió, iniciando con mayúscula la palabra ‘Casa’.
“Es una grande gracia para mí estar rodeado, en este último pedazo del camino a veces un poco cansado, de un amor y una bondad tales que no habría podido imaginar”.
Dijo que considera las preocupaciones de los lectores como “compañía” par un tramo, y les aseguró a todos sus oraciones.
El periódico dijo que ha entrado en contacto con Benedicto XVI a través de un “canal reservado” para preguntarle cómo ha estado.
La carta, marcada como “Urgente a mano”, llegó a sus oficinas en roma el martes por la mañana desde “Monastero Mater Ecclesiae, V-120, Città del Vaticano”, residencia del Papa Emérito.
Este domingo marca el quinto aniversario del impactante anuncio de Benedicto XVI de que pretendía renunciar al papado. Su renuncia tuvo efecto el 28 de febrero de ese año.
La carta de Benedicto XVI al Corriere della Sera.
Por Massimo Franco. 7 de febrero de 2018.
La carta, «Urgente a mano», llegó ayer por la mañana (martes) a la sede romana del Corriere della Sera, desde el «Monastero Mater Ecclesiae, V-120 Città del Vaticano»: la ermita dentro de los Muros Sacros en donde el Papa Emérito Benedicto XVI se retiró desde su renuncia, exactamente hace cinco años. Pero parecía llegada de otro mundo. […] Pero sobre todo porque transmitía palabras fuertes, verdaderas, informales: un gesto de exquisita atención en respuesta a cuantos, últimamente, preguntaban cada vez más como estaba «Papa Benedetto»; cómo vivía lo que él mismo llama, en el texto, «este último período de mi vida».
Canal reservado
Hace algunos días, a través de un canal reservado, le habíamos hecho la pregunta, confiando recibir una respuesta. Después de cinco años en los que estaba prácticamente desaparecido del horizonte público, encontrándose con pocos amigos, y reduciendo incluso sus paseos en los jardines vaticanos, ayudándose con un deambulador, tal vez pensaba haber sido olvidado. No sabía que su figura permanece muy presente, con la situación de época de un periodo en el que conviven «dos Papas», expresión no precisamente ortodoxa pero habitual. De hecho, el misterio de sus días sin eco público, con imágenes borrosas y apariciones cada vez más raras en alguna ceremonia a la cual era invitado por Francisco, han afinado e igualmente agigantado el perfil.
Aquella firma a mano
Benedicto «está aquí», lo dice sin quererlo. De hecho, tal vez está enraizado en la memoria de la opinión pública precisamente porque ha buscado disolverse en un limbo existencial para dejar la escena completa al sucesor: el cardenal Jorge Mario Bergoglio «que tiene la letra más pequeña que la mía», notó una vez Joseph Ratzinger. Pero la suya, con pluma, al calce de la carta, ya es minúscula: casi encogiéndose junto a su energía física, evidenciando la dificultad incluso para escribir.
Los dos Papas
No se daba por descontado que «dos Papas» en el Vaticano lograran mantener una personalidad tan diferente sin que por esto se sobrepongan o, peor aún, transmitan mensajes de división. Si acaso existieran diferencias, han permanecido como un secreto custodiado entre ellos: como si ambos supieran que lo más importante es buscar tener unida una Iglesia atravesada por mil tensiones. Es un signo de fuerza espiritual y de humildad, que sublima cuando, dirigiéndose a cuantos continúan interesados en él, saluda con un tono casi familiar: «No puedo hacer otra cosa sino agradecer».
[Traducción de Dominus Est. Artículos originales aquí y aquí]
*permitida su reproducción mencionando a dominusestblog.wordpress.com
Portada: Spaziani
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